Argumentación dilema ético
- Alexander Garcia
- 16 oct 2015
- 2 Min. de lectura

El dilema ético planteado es escoger entre vocación o profesión, es decir, escojo mi proyecto futuro de educación y trabajo en torno a una vocación intima personal o hacia una profesión que tenga como objetivo logro económico, ¿ Que aptitudes , deseos y habilidades han de potenciarse en mí?, ¿ qué opción elijo?.
A finales del siglo XX se acrecienta la interacción humana a tal medida que no hay ninguna actividad humana que no haya sufrido cambios acelerados globalizados, estamos en un mundo de la inmediatez, en la comunicación , en el trabajo , en la educación, en la vida misma la interactividad es constante dejándonos opciones, desafíos y metas múltiples , las disciplinas se funden, la cultura e información son como caleidoscopios permanentes, por tanto tenemos nuevos paradigmas a nivel humano, cultural, ecológico, el mundo ya no puede ser planteado con la premisas de hace una década, entonces que nos queda como herramienta racional para el dilema ético, desde mi punto de vista según el eudemonismo aristotélico la búsqueda de la felicidad a través de la phronesis, es decir la prudencia que busca puntos medios, mesura, un balance, esta sería la opción más encomiable, si buscamos en este mundo practico laboral de negocios , de relaciones conseguir éxito económico o por lo menos satisfacer las necesidades básicas (que para algunos filósofos griegos, con esto ya era suficiente para ser feliz), y por otro lado desarrollo mi vocación, entonces estaremos buscando un balance, el objetivo es balancearlas sin que la una eclipse a la otra, dejando atrás ideas románticas de vocaciones únicas y perfección o logros increíbles a nivel laboral o académico, pues entonces estaría radicalizándome y llegando al desequilibrio, rompiendo así con la Phronesis que me he propuesto.
Se requiere entonces de una versatilidad y plasticidad mental suficiente para adecuar mis aptitudes hacia disciplinas y ámbitos diferentes para sobrevivir en un mundo complejo y lograr mi felicidad , todo esto a través de un proceso permanente autoalimentado deliberativo racional en el que pondero los momentos para tratar de lograr con prudencia dicho balance, y entonces queda restante que el azar de la vida con sus infinitas variables permita alimentar mi vida con situaciones significativas de felicidad.
De mi parte queda la opción de escoger siempre por la felicidad, tengo el libre albedrio, la razón, la libertad de determinar acciones que conlleven a mi realización personal, así el eudemonismo aunado con la practicidad del mundo moderno serian la respuesta para mi dilema ético.
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